
Natalia, permítenos lo primero de todo darte las gracias por atender la invitación del Equipo Boletín de la AEPP y ofrecerte a participar en este número. El Boletín es un nexo entre l@s soci@s, recoge periódicamente novedades de la Asociación y nos reúne en torno a temas y personas de interés para nuestra actividad. ¡Bienvenida! Dedicamos este número al tema “Trastornos de la Conducta Alimentaria y Perinatalidad”, por lo que queremos aprovechar tu experiencia y trayectoria para explorarlo, mientras también conocemos más sobre tí.
– ¿Podrías presentarte brevemente para que l@s socio@s podamos conocerte un poco más?
Mi nombre es Natalia Seijo, soy natural de Ferrol – A Coruña. Soy madre y llevo trabajando de psicóloga desde hace 24 años. Me especialicé en trastornos alimentarios en la Unidad del Hospital del Niño Jesús de Madrid. A partir de ahí me he especializado en trauma complejo, apego, disociación, defensas en psicoterapia y trastornos psicosomáticos. Desde el principio me apasiona mi profesión y creo que nunca dejaré de sorprenderme con todo lo que me ha enseñado a lo largo de estos años. En la actualidad formo parte de un equipo de profesionales que adoro y que me acompañan cada día en el Ns Centro de Psicoterapia y Trauma en mi ciudad natal.
– Háblanos un poco sobre tu trayectoria profesional y qué aspectos tuyos son los que mejor te definen en la actualidad.
Mi trayectoria profesional comienza con la especialización en los trastornos alimentarios y obesidad. Desde ese momento me dedico a ver pacientes y comienzo a dar charlas especializadas. El primer abordaje psicoterapéutico en el que me formo es la terapia familiar Sistémica. Los casos clínicos que me llegan desde el principio son complejos, historias de vida con mucho trauma, de modo que, veo necesario buscar respuestas en diferentes abordajes psicoterapéuticos que me ayuden a enriquecer mi práctica clínica. En el año 2003 nace mi hijo y descubro la terapia EMDR; dos acontecimientos que marcan un antes y un después en mi trayectoria personal y profesional. En este enfoque es en donde encuentro una conceptualización clara para diseñar el plan de tratamiento que necesitan las pacientes con las que trabajo. A partir del abordaje EMDR me formo como facilitadora y supervisora del enfoque y empiezo a dar formaciones a profesionales tanto nacionales como internacionales en cursos y conferencias especializadas.
– Aunque quizás no con este nombre, pero todos hemos oído hablar de los Trastornos de la Conducta Alimentaria, siendo frecuentes las referencias incluso en ámbitos cotidianos a la anorexia o la bulimia, sin dudas los TCA más conocidos. Para profundizar más, ¿crees que existe una manera sencilla de explicar en qué consisten? ¿existen diferentes tipos? ¿presentan algún rasgo en común?
Los trastornos alimentarios se pueden explicar como estructuras psicológicas de protección que la persona desarrolla para adaptarse a una realidad de vida que percibe como insana y dañina. son trastornos psicológicos y psiquiátricos, es decir, el problema no está en el estómago ni en el cuerpo sino en la cabeza, aunque desafortunadamente acaba afectando gravemente a nivel físico también. Tienen una función protectora y presentan diferentes síntomas que son la clave para ser diagnosticados. Hay diferentes tipos de trastornos alimentarios en los que la comida es utilizada como el medio para esa protección. La comida y como la persona la utiliza es el síntoma principal que presentan estos trastornos. Se podrían mostrar como un iceberg en donde la comida se coloca en el punto más alto, entendiendo que el problema se localiza en esa parte del iceberg que está sumergida y no se ve. Ahí es en donde habitualmente está el origen del problema.
– A riesgo de simplificar y volver a ponerte en un aprieto ¿podrías comentar brevemente las características e incidencia de los TCA en población general y perinatal?
Cada trastorno alimentario tiene características específicas que los diferencian:
Los comportamientos como el atracón de comida en el trastorno llamado por atracón en donde la persona necesita calmarse o regularse o sentirse acompañada por su sentimiento de soledad, entre otros a través de la comida.
Los comportamientos de compensación de los atracones a través de las purgas o vómitos. Características del trastorno llamado bulimia nerviosa que puede tener repercusiones también a nivel digestivo como resultado de la frecuencia de los vómitos.
Los comportamientos de restricción como la anorexia nerviosa en donde la persona restringe comida y suele buscar el control y la estabilización a través de la negación a comer. En los casos más graves pueden llegar a nivel de riesgo de vida debido a la desnutrición y/o la inanición que requieren ingresos hospitalarios urgentes.
Comer constantemente poca cantidad de comida a lo largo de todo el día. Características del trastorno llamado hiperfagia, uno de los trastornos alimentarios junto con el trastorno por atracón que puede ser precursor de la obesidad.
Levantarse a comer por las noches o hacer re-cenas, es decir, como otra cena después de haber cenado. Características del llamado trastorno del comedor/a nocturno/a.
Alrededor de 400.000 personas padecen en España algún trastorno alimentario, de los que 300.000 tienen edades comprendidas entre 12 y 24 años. Es la tercera causa de enfermedad que puede llevar a la cronicidad según datos de la Asociación española para el estudio de estos trastornos. En los trastornos alimentarios la población femenina representa; en la anorexia nerviosa de cada 10 personas que lo padecen 9 son mujeres. En la bulimia nerviosa el 60% son mujeres y en el trastorno por atracón el 50% son mujeres.
En cuanto a la población perinatal la literatura científica aporta estudios que arrojan los siguientes datos:
En mujeres que presentan clínica perinatal se dan los siguientes resultados; el 37.1% presenta una historia de vida con un trastorno alimentario; entre ellas el 10.1% presenta anorexia nerviosa (AN), 10.1% presenta bulimia nerviosa (BN), 10.1% presentan cuadros incompletos de trastorno alimentario del tipo purgativo y el 7.0% presenta trastorno por atracón. Aquellas mujeres que presentan BN padecen depresiones más severas. Dentro del grupo de mujeres que presentan AN y clínica perinatal se encuentra más historia de trauma sexual y en BN además del trauma sexual los datos revelan trauma de abuso físico en su historia de vida.
– En el proceso de documentación, hemos podido comprobar que se hace referencia a la etapa perinatal y, más concretamente, al embarazo como aquella que puede actuar tanto como factor protector como factor desencadenante de los TCA. ¿Qué implica el proyecto y/o la materialización de la maternidad que tiene este potencial movilizador? Según tu experiencia, ¿qué variables y factores median para la evolución en uno u otro sentido?
El factor protector tiene relación con el hecho de que algunas mujeres se enfrentan a su trastorno y se aceptan con todos los cambios que van sufriendo durante el embarazo. Habitualmente tiene que ver con el daño que les pueden provocar al bebé si continúan con los síntomas del trastorno asociados a la comida.
Por otro lado la maternidad como movilizador del trastorno alimentario tiene relación con el apego, con la imagen corporal y el trauma en los casos en los que lo presenten en su historia de vida.
En cuanto al apego se sabe que la asociación de los diferentes estilos de apego con la vinculación tiene relación con las complicaciones que suceden en el momento del parto asociadas con el estrés postraumático y los síntomas de depresión postparto.
El embarazo puede complicar un trastorno alimentario desde los cambios que se suceden en la forma del cuerpo que pueden incrementar la ansiedad debido a la ganancia de peso.
Los traumas y experiencias de vida en la historia de la mujer y el recuerdo de una infancia infeliz son predictores de uso de laxantes o vómitos durante el embarazo y aumentan la preocupación sobre la forma y el peso durante el embarazo.
– ¿Qué tipo de consecuencias tienen los TCA en la concepción, gestación o postparto? ¿cuales te preocupan más y buscas atajar primero?
Muchas y serias complicaciones han sido encontradas en la madre y el feto cuando una mujer con un trastorno alimentarios (TA) se quede embarazada. En ejemplos clínicos de mujeres con TA se han encontrado muchos sentimientos negativos expresados acerca de la ganancia de peso y los cambios que se producen en el cuerpo durante el embarazo. Sin embargo la restricción, la preocupación por el cuerpo, la ganancia de peso, los atracones y vómitos disminuyen en mujeres desde el preparto para volver al mismo nivel después del parto.
Muchas mujeres describen su experiencia durante el embarazo como volviendo a sus comportamientos con la comida y los pensamientos de antes de haberse quedado embarazadas. Estas experiencias muestran la dificultad emocional por padecer un trastorno alimentario durante el embarazo. Aunque es una oportunidad para poder intervenir y trabajar la aceptación de los cambios en la imagen corporal.
– Respecto a tu acercamiento a las mujeres que te consultan por TCA: ¿qué es lo primero que te interesa saber de la persona? ¿Hay una manera diferente de abordarla si, por ejemplo, está embarazada o ha dado recientemente a luz?
Cuando una persona llega a mi consulta sufriendo un trastorno alimentario lo que me interesa valorar primero son los síntomas que presenta; restricción, atracones, vómitos y compensaciones en general que pueden suponer no solo un riesgo físico sino también psicológico y emocional. Me interesa conocer; intensidad y frecuencia para trabajar la regulación y estabilización de los síntomas.
Si está embarazada o acaba de dar a luz todavía habrá que prestar mas atención a aquellos síntomas que puedan afectar al estado tanto del bebé y de la mujer gestante como aquellos que pueden llevar a la desnutrición o síntomas como el vómito que en muchas ocasiones puede ir además asociado a la hiperémesis gravídica (vómitos recurrentes) tan comunes durante el embarazo.
Es importante valorar si la mujer embarazada padece lo que se conoce con el término de pregorexia que hace referencia al deseo de controlar el aumento de peso durante el embarazo a través de una alimentación y actividad física excesiva. Restringen calorías y nutrientes y pueden mostrar además atracones y purgas. Este tipo de comportamientos pueden tener consecuencias sobre el bebé que presentan; bajo peso al nacer, partos prematuros, abortos espontáneos, hiperémesis gravídica, puede traer consecuencias en el neurodesarrollo del bebé y en el vínculo madre e hijo/a. Después del parto puede afectar tremendamente en la lactancia.
– Un concepto que te hemos escuchado manejar y que nos resulta muy interesante es el de “mundo interno de los TCA” ¿Podrías explicarnos en qué consiste y cómo te ayuda en el espacio de la terapia? ¿a qué objetivo te sirve más: a la evaluación o al tratamiento?
El mundo interno es el resultado de la historia y las experiencias vividas que han convertido a la persona en quien es hoy en día; cómo se comporta, cómo siente las experiencias, cómo las interpreta, cómo las sufre, cómo se defiende, cómo compensa, cómo se aísla, como pierde el control o cómo se arma de control, cómo se siente un fraude, cómo niega, cómo evita.
El mundo interno se compone de todos aquellos aspectos y características que diseñan su personalidad. El cómo la persona es, depende de lo que contiene su mundo interno y de todo aquello que está todavía por descubrir en él.
El trabajo con el mundo interno aporta; comprensión, calma, ayuda a reducir el malestar emocional intenso, ayuda a dar estructura al tratamiento y a dar una ruta para saber por dónde entrar y por dónde continuar.
Para explicar el mundo interno suelo utilizar la metáfora de una madeja de lana que se describe completamente enredada y llena de nudos, vas tirando del hilo, deshaciéndolos, accediendo a su interior, organizando el caos interno para devolver el orden que necesita.
Dentro del mundo interno describo diferentes partes que, dan forma como si fuese un puzzle. Estas partes que describo en el mundo interno son estructuras que definen características de la propia personalidad y creencias internas que les ayudan a dar un significado.
Algunas de estas partes y sus creencias serían; la niña que nunca lo fue, esa niña interna que siempre ha tenido que ser mayor desde pequeña y tiene la creencia de “las cosas se hacen a mi manera”. La niña que no pudo crecer cuya creencia es “hace falta enfermarse para que a una le hagan caso”, la piraña; la crítica que siempre lanza mensajes negativos acerca del cuerpo y de todo aquello que sea negativo para la persona, el yo rechazado, la parte que contiene toda la distorsión de la imagen corporal y el propio rechazo por el cuerpo.
– Con una amplia experiencia y en tu proyecto como Centro de Psicoterapia y Trauma observamos que utilizas el EMDR, un enfoque al que hemos prestado bastante atención en los últimos números del Boletín, ¿cómo funciona dentro de tu práctica habitual?
El abordaje EMDR es completo e integrativo ha hecho que trastornos como los alimentarios puedan ser resueltos en la mitad de tiempo que a través de los tratamientos mas clásicos utilizados. Desde este abordaje he publicado un protocolo en un libro del instituto americano de EMDR en donde se desarrollan los diferentes pasos a seguir para el tratamiento con estos trastornos en donde los trastornos de la conducta alimentaria se tratan como trastornos alimentarios. Es decir no desde la conducta y alrededor de ella sino desde una visión mas amplia, buscando el origen en dónde comienza el trastorno, qué estaba pasando para que apareciese y qué función y sentido tiene en la vida de la persona.
– Si tomamos los trastornos de la imagen corporal como una importante variable explicativa para los TCA, y conociendo los rápidos y continuos cambios que conlleva la gestación, ¿qué influencia tienen las opiniones y constantes comentarios que la mujer escucha de sus otros significativos? ¿intervenir sobre la familia es algo que tengas en cuenta en el proceso terapéutico?
Aprendemos a vernos como nos han dicho que somos no como somos en realidad. Es a través de los ojos de quien se ve reflejada la mujer y las palabras de aprobación o desaprobación acerca de como es su cuerpo como aprende a hacer una valoración emocional de cómo se siente acerca de su propio cuerpo.
Los trastornos de imagen son unos de los trastornos asociados a los trastornos alimentarios y uno de los precipitantes que puede llevar a los problemas con la comida y con la imagen. Los comentarios no solo en el presente sino en la historia de la persona marcan la autoestima y el autoconcepto corporal de la mujer.
– En esta línea, para entender los problemas y estrategias de hoy suele ser necesario mirar al pasado. En un intento de reconstruir la autoconceptualización de la mujer con TCA, ¿qué buscas en su pasado? ¿qué y cómo intentas repararlo?
Las experiencias de vida del presente que disparan los problemas con la comida suelen tener su raíz en la historia de la mujer.
– Me interesa su historia de apego, de los vínculos con las personas que representan sus referentes primarios. Cómo es el vínculo; ambivalente, evitativo, desorganizado (con más trauma.)
– Hospitalizaciones y medicación.
-Me intereso por la historia con la comida; en dónde aprendió a regularse, controlar o compensar necesidades no cubiertas a través de la comida y sus comportamientos con ella. — Chequeo cómo es y ha sido su manera de comer, su autocuidado.
– Su historia con la comida; alimentos prohibidos, las horas a la mesa.
– La historia del cuerpo; el rechazo que siente hacia él, en dónde aprendió a verse de esa manera, comentarios en la familia hacia su cuerpo, comparaciones a las que era sometida.
– Chequeo las dietas. Los traumas que dejan las dietas a lo largo del tiempo.
– Me intereso por los diferentes pesos por los que ha tenido y cómo desde el cambio del cuerpo a lo largo del tiempo se puede hablar de las diferentes experiencias de vida que lo han marcado.
– Me intereso por las experiencias adversas de vida y los traumas como los diferentes tipos de abuso que con tanta frecuencia aparecen en las mujeres que padecen trastornos alimentarios y obesidad.
Para repararlo primero genero un vínculo y una presencia en la relación terapéutica que genere seguridad y confianza en la mujer con la que trabajo. Es la base para que pueda trabajar cómoda en terapia. Sería algo que se podría definir en palabras de una de las mujeres con la que he tenido la suerte de trabajar en terapia: “me cae bien mi terapeuta. Para mí es importante, no le cuentas lo más grande de ti misma a alguien que no te cae bien”.
Una vez creado el vínculo comenzamos a trabajar con aquello que la mujer trae que más urge; comportamientos con la comida que pone en riesgo su vida y si está embarazada la suya y la de su bebé. Una vez se estabilizan los síntomas con la comida, trabajamos con el mundo interno y con las niñas, la piraña que es así como le llamamos a la crítica interna, el yo rechazado, etc…
Cuando el mundo interno está organizado vamos al origen, a dónde todo comenzó y ver que es lo que protege la estructura del trastorno alimentario en las experiencias adversas del pasado.
– Si la gestación es un periodo de cambio vertiginoso, no lo es menos el ritmo del mundo actual en el que vivimos. En tu experiencia a lo largo de los años, ¿qué influencia crees que han tenido acontecimientos como la implantación de la vida digital , la abrumadora presencia de las redes sociales o la actual situación de pandemia y alerta sanitaria?
La implantación de la vida digital ha traído sus consecuencias negativas pero también positivas. En cuanto a los aportes se pueden encontrar la accesibilidad de la información y el acceso a otras personas sin limitaciones de distancia. Durante la pandemia la vida digital permitió a muchas personas trabajar desde casa y estar en contacto con sus seres queridos que de otra manera no hubiera sido posible. Muchas mujeres estaban encantadas de poder disfrutar desde casa estando con sus hij@s y trabajando al mismo tiempo por la oportunidad que se les brindó dada la situación. La parte negativa es cómo se utiliza la información disponible y el desconocimiento de las fuentes de toda esa información. Dar validez a lo que leemos online. La presencia de las redes ha cambiado la forma de comunicarnos y ha influido mucho sobre todo en l@s más jóvenes. Ha desarrollado el físico como carta de presentación lo que aumenta los rasgos más narcisistas por un lado y el histrionismo por el otro, es decir, el estar centrad@s en si mism@s y el hacer lo que sea para que se les vea.
Durante la pandemia los trastornos alimentarios han aumentado. La comida funciona como un elemento que nos conecta con nuestra base segura y en momentos como el confinamiento se convirtió para muchas personas en un refugio seguro. Están llegando muchos nuevos casos que han debutado durante la pandemia. Pero no todo es negativo, también durante esta misma época hubo personas que padecían ya el trastorno que mejoraron mucho, aprendieron a cuidarse y a descansar y se tomaron el confinamiento y la pandemia como una oportunidad para recuperarse.
– Entendemos que la propia conducta alimentaria, por su concreción, se convierte en una “medida objetiva” con la que las familias evalúan la evolución de los TCA, si la mujer ha empezado a comer mejor, más abundante, si han cesado los atracones o las purgas colmadas de culpabilidad ¿Hasta qué punto suponen una guía para tí? ¿te interesa poner el foco en otras dimensiones que también te resultan significativas? en caso afirmativo, ¿cómo intentas que la mujer y/o su familia lleguen a compartir ese cambio de foco?
El comportamiento con la comida es el indicador de que las cosas van mejor. En un primer momento habla de la regulación, la manera en la que la persona aprendió a canalizar la experiencia interna negativa y a sobrevivir. De modo que si hay menos síntomas con la comida habla de que internamente hay mayor estabilización. Sin embargo centrarnos en la conducta sin mirar nada más, es simplemente quedarse en la punta del iceberg que antes utilizaba como ejemplo, obviando que lo que se ve es simplemente el síntoma de todo aquello que está en la base del trastorno, lo que ha llevado a la mujer a padecerlo. Si esta base no se trata, que la conducta vuelva a aparecer es solo cuestión de tiempo.
Desde el principio trabajo tanto con la mujer como con la familia, el trastorno, como una estructura en forma de alcachofa, llena de capas de defensas a través de las que la mujer se protege. Quedarnos trabajando solo con la comida es quedarnos solo dando vueltas alrededor de esa primera capa sin profundizar ni sanar a esa niña herida que está precisamente en el corazón de esa alcachofa y que sin duda es el objetivo para sanar el trastorno. Una vez que se entiende esta perspectiva es mucho más fácil para la propia mujer y para las familias entender el trastorno y poder trabajar aquello que llevó a él.
– Por su propia naturaleza, los TCA a menudo llegan a las consultas privadas cuando ya tienen un tiempo importante de evolución. En ese sentido ¿cómo crees que se atiende en la Sanidad Pública la prevención y detección de este tipo de trastornos en mujeres embarazadas o en pleno posparto? ¿cómo podríamos los profesionales de Salud Mental ayudar para facilitar el screening en la etapa perinatal?
Con las mujeres embarazadas queda todavía mucho trabajo por hacer, sin embargo hay un gran avance con respecto a años anteriores en cuanto a l@s profesionales que las acompañan.
El trato es de mejor calidad sin embargo en cuanto a la comida y al peso los avances han sido escasos. No se valora el identificar si la gestante sufre un trastorno alimentario, es más, en ocasiones me he encontrado a mujeres a las que se les había reducido comida cuando precisamente era ése su problema. No hay una evaluación de los hábitos alimentarios. Lo frecuente es que se les den unas pautas generales del limite al que pueden llegar con respecto al peso y los kilos que han de subir. Si hay un aumento de peso fuera de lo establecido se les da la pauta de bajada de peso asociado a la salud del bebé. Lo que además genera presión en la futura madre y sirve de disparador para intensificar la sintomatología con la comida.
Se podría evaluar el miedo de la mujer a subir de peso, chequear cómo se siente ante su cuerpo en pleno cambio y cómo vive los cambios en el apetito. También chequear si ha habido previamente o actualmente problemas con la comida y/o el cuerpo. Así se puede anticipar y ayudar a establece estrategias de afrontamiento que ayuden durante el proceso.
– ¿Ves necesario y factible tanto la coordinación como el abordaje multidisciplinar?
El abordaje multidisciplinar es factible siempre que haya buena coordinación y una buena delimitación de las funciones de cada profesional en función de su rol y cargo.
Hay equipos multidisciplinares que funcionan bien cuando se dan las condiciones antes descritas.
– Ya para terminar, y si no quieres añadir nada más, ¿podrías adelantarnos qué proyectos tienes para el futuro?
El proyecto es llegar a publicar el libro de trastornos alimentarios. Proyecto que me hace mucha ilusión.